Maribel Corpa, una de las fundadoras de la cadena de masajes terapéuticos y relajantes, además de tratamientos estéticos, asegura que «lo mismo que existe la astenia primaveral, ahora la piel precisa descanso después de una exposición masiva que acelera el envejecimiento actínico». Esta experta en estética y bienestar propone atenuar el efecto del cambio estacional, y preparar nuestras defensas, pues llega lo que la medicina tradicional china denomina época de metal, de mayor actividad del pulmón.
La luz de la tarde se va acortando, bajan poco a poco las temperaturas, comienza a llover más... el verano ha llegado a su fin y el otoño está a las puertas. «Es época de transición, como todo cambio de estación. Pasamos de estar de vacaciones a volver a la rutina, al trabajo, a clase…», recuerda Maribel Corpa, una de las fundadoras de Templo del Masaje, cadena de masajes terapéuticos y relajantes, además de tratamientos estéticos faciales y corporales. «Y en un país como el nuestro, con tanto hábito de estar al sol, la piel precisa descanso después de una exposición masiva que acelera el envejecimiento actínico o fotoenvejecimiento. Es preciso tomar una serie de medidas sencillas para atenuar el efecto del cambio estacional, y preparar nuestras defensas, pues en otoño entramos en lo que la medicina tradicional china denomina época de metal, de mayor actividad del pulmón».
Y es que, a diferencia de la astenia o cansancio primaveral, este cambio de estación es momento de prepararse para los rigores del frío. «De hecho, en cada estación se producen variados síndromes causados por agentes externos, como son los climáticos, e internos, propios de cada individuo, por su constitución y hábitos, y que se pueden prevenir». Así, esta experta en estética, salud y bienestar propone 7 ideas para acomodar cuerpo y mente a la llegada del otoño y el invierno:
Proteger la piel. Tras intensas jornadas al sol «pasamos a taparnos los brazos y las piernas, así que el “moreno” no va a durar. Y comenzarán la sequedad y el picor». Hay que rehidratarla al máximo, además de exfoliar.
Limpiar el organismo. «Pequeños ayunos no están de más después de tanto ‘tinto de verano’ y excesos en la comida». Volver a los buenos hábitos alimenticios puede ayudarnos, sobre todo si hemos traído en las maletas algo de sobrepeso. Y beber mucha agua: al menos 2 litros al día, para hidratarse por dentro y por fuera.
Acostumbrarse a hacer ejercicio. Es necesario activar la circulación corporal después de un periodo de molicie. «Y si uno no dispone de mucho tiempo, puede plantearse hacer caminando todo o una parte del trayecto al trabajo, subir por las escaleras en vez de emplear el ascensor, etcétera».
Cuidar rostro y cabello. Es necesaria una terapia de higiene en la cara para quitar el exceso de escamas y liberar bien los folículos de grasa. Y poner especial cuidado en el cabello: sanear las puntas, hidratar, emplear productos anticaída...
Buscar algo de ayuda extra. Venimos del calor y nos metemos paulatinamente en el frío, así que hay que aumentar las defensas. «Echar mano de la jalea real y el propóleo como preventivos, al igual que la equinácea, por la mañana, en ayunas, para ayudar a fortalecer el sistema inmune y protegerse de los resfriados».
Tomárselo con calma. No es sano pasar de no hacer nada a solucionar mil y un asuntos en la misma jornada. Así que es recomendable hacer descansos de 5 a 10 minutos cada dos horas, y aprovechar para estirar las piernas o cambiar de postura. «Con un doble propósito: sirven para despejar la mente y para evitar el anquilosamiento muscular».
Respetar las horas de sueño. Tras la irregularidad de los días de asueto estival es necesario volver a la rutina de descansar entre 7 y 8 horas diarias. «Menos imposibilita que el cuerpo se regenere, y más nos abotarga».
«De todos modos», concluye Maribel Corpa, «fortalecer las defensas mediante complementos está bien hasta un cierto punto: hay quien sostiene que si nos volvemos dependientes de los "Actimeles" y compañía, en realidad estamos haciendo que nuestro cuerpo no se las apañe por sí mismo, y se acostumbre a que en cuanto vienen dificultades le vamos a ayudar con soluciones externas. Por ejemplo, el organismo se activa cuando ha de controlar la temperatura, se acostumbra a estar alerta. Por eso es muy sano, como se ha hecho toda la vida, concluir las duchas con agua fría», finaliza la experta.
Más información: Templo del Masaje es una cadena de centros de probado éxito que aúna en un mismo formato la más amplia oferta de masajes (hasta 15 tipos diferentes, encuadrados en terapéuticos, de belleza y bienestar, y técnicas orientales), así como hasta 25 tratamientos de belleza bajo los más estrictos parámetros de higiene, y empleando siempre productos de máxima calidad. En funcionamiento desde 2005, en la actualidad cuenta con un centro propio y tres franquiciados. La inversión para unirse a la cadena ronda los 26.000 euros, más local a partir de 50 m2.