Mantener los precios y ofrecer alta calidad. Con estas máximas, la Crepería La Boheme ha comenzado un intenso mes de julio cargado de sorpresas para los clientes y, lo más importante, con la idea de que el cliente no tenga que gastar más de lo que hasta ahora hacía al consumir en la crepería, a pesar de la subida del Impuesto General Indirecto Canario (IGIC).
El pleno del Parlamento de Canarias aprobó a finales de junio definitivamente el recorte de 800 millones de euros en el presupuesto autonómico para cumplir los objetivos de déficit, que incluye subidas de impuestos, entre ellos un aumento del tipo general del IGIC del 5 al 7 por ciento a partir del 1 de julio. A pesar de que las organizaciones sindicales y otros grupos relacionados con el sector turístico, han señalado que esta drástica medida supondrá una rémora en los meses de verano para el sector turístico y la hostelería, desde La Boheme quieren ser optimistas y por ello han decidido que esta medida no repercuta en el cliente. Según el gerente del establecimiento, Thierry Carayol, explcia que “queremos asumir nosotros mismos los costes para seguir ofreciendoa los clientes los precios y la calidad a la que están acostumbrados, para que encuentren en nosotros un marca de confianza”.
Negocio de éxito
Desde que en 1996 La Boheme abrió su primer establecimiento en El Médano, este restaurante especializado en crepes y ensaladas no ha hecho nada más que crecer. Bajo el concepto de comida rápida, sana, de calidad y a precios moderados, la Crepería LA BOHEME se ha convertido en un referente para el paladar de los habitantes de la isla de Tenerife. Por ello, el objetivo de su creador es consolidarse como franquicia, 13 años después de sus comienzos, para que el resto del mundo pueda conocer sus productos, empezando su expansión por la península.
La Boheme está pensada para el cliente que no puede invertir mucho tiempo en el almuerzo o la cena, sin estar reñida con la calidad del producto. La carta tiene como base principal la comida mediterránea: aceite de oliva, cereales, legumbres, frutas y hortalizas. Pero esta dieta no se ofrece al estilo tradicional. Los cocineros experimentan continuamente con crepes y unas innovadoras ensaladas, de productos frescos y de calidad. De hecho, cuenta con una carta en la que se ofrecen 40 crepes salados, 60 dulces y 20 ensaladas, y sus cocineros constantemente están incorporando nuevos productos para sorprender a todos los clientes, que son los que tienen la última palabra a la hora de decidir si serán incluidos en la carta o no.