El esfuerzo y la constancia lo ponen ellas, un grupo de mujeres de entre 65 y 90 años, que acude cada mañana al gimnasio como una rutina más de su día a día. Las instalaciones y los entrenadores son cosa de esta red de centros de fitness de última generación –cómodos, asequibles y abiertos 24 horas los 365 días del año–, que acoge a estos entusiastas del ejercicio. Ni su edad avanzada, ni el hecho de compartir instalaciones con clientes más habituados al esfuerzo físico, arredra a este cada vez más numeroso grupo de personas mayores, apasionadas también del ‘fitness’.
No compiten más que consigo mismas, pero ven en el ejercicio diario, y sobre todo en ese componente emocional y social que siempre supone el estar entre iguales, haciendo algo divertido juntos, un enorme beneficio para sus vidas. Por eso a Infinit Fitness, una cadena de centros de última generación –cómodos, asequibles y abiertos 24 horas los 365 días del año–, le encanta contar también entre sus socios con un grupo cada vez más numeroso de personas de edad avanzada, pero apasionadas del ejercicio diario. Se trata de mujeres –en su gran mayoría– de entre 65 y 90 años, que acuden cada mañana al gimnasio como una rutina más de su día a día, esperando que un entrenador personal de Infinit Fitness, y siempre teniendo en cuenta las condiciones físicas y las limitaciones de cada una, les marque los ejercicios más convenientes a realizar.
«Tenemos incluso a una nonagenaria, Pilar, que hace apenas seis meses que pisó por primera vez en su vida un gimnasio, que afortunadamente fue el nuestro, y viene dos veces por semana a trabajar en varios aparatos», comenta Juan Francisco Ramírez, manager del centro que la cadena posee en la zona madrileña de AZCA. «Y es que cualquier edad es buena para mover el cuerpo. Contamos, por ejemplo, con otra septuagenaria, Josefa, que viene todos los días de la semana, incluso los domingos, y trabaja tanto la zona de cardiovascular, en torno a los 20 ó 25 minutos, como el circuito de máquinas de ejercicio muscular, otra media hora».
Ni lo avanzado de su edad, ni el hecho de compartir instalaciones con clientes más habituados al esfuerzo físico, arredra a un grupo de siete mujeres que, martes y jueves y durante una hora «hacen tonificación, estiramiento, equilibrio, coordinación… Es que realmente tocan todos los palos», continúa el entrenador personal de Infinit Fitness. «Y además no hay riesgo alguno de que puedan sufrir lesiones, no sólo porque estamos pendientes de ellas, sino porque trabajan en máquinas de peso guiado donde no hay peligro». Para este experto están claros los motivos de esta singular presencia en unas instalaciones que antes eran de uso casi exclusivo para clientes muy en forma, pero que Infinit Fitness está contribuyendo a “democratizar”: «Valoran enormemente el contar con personal cualificado que les asesora sobre todo al inicio, que es lo más duro; pero también existe un componente emocional de estar con amigas de siempre, ojo o con nuevas amigas, que les fuerzan a no faltar y a cumplir con las tablas».