Domingo Pérez junto con su esposa comienzan una nueva etapa de emprendimiento como franquiciados de Duldi Gavà que esta localizada en Rambla de Joaquim Vayreda, 43 Gavà. Os dejamos una entrevista donde nuestras cuentan un poco más de ellos.
¿Quienes sois y de dónde venís?
Si mira. Somos un matrimonio compuesto por un español y una peruana, y ambos trabajamos aquí en Barcelona. Somos un poquito mayores y a pesar de ello hemos querido emprender un nuevo reto, darle un nuevo rumbo a nuestras vidas. Quizás lo hemos hecho un poco forzados por la situación laboral de ambos. Yo trabajaba 12 y hasta 14 horas diarias y mi esposa es de las señoras que salen a las seis de la mañana de casa y no vuelve hasta las 9 o las 10, eso según las casas donde tenga que ir a limpiar, con un resultado similar al mío, mucho trabajo y muy poco beneficio. El detonante para que decidiéramos darle un cambio a nuestras vidas fue que hace unos meses, después de tanto esfuerzo, de tanto sacrificio a mí me despidieron de mi trabajo. Ahí fue cuando empecé a escuchar la voz de mi esposa que me hablaba de no se qué negocio muy bueno, que siempre estaba lleno de gente y que según ella parecía ser la solución de nuestras vidas.
¿Cómo habéis conocido a Duldi?
Como te he explicado antes, fue mi esposa quien conoció Duldi. Ella, para ir de una casa a otra a trabajar pasaba por delante de una tienda que le llamaba mucho la atención, y eso que ella no es de comer golosinas, etc. Se fijaba mucho en cómo siempre estaba llena la tienda lo que me hizo comprender que era un negocio muy bueno. Además se dio cuenta también de que todo el mundo salía de la tienda muy feliz y contento, algo que podemos identificar como un aliciente para trabajar en ello.
¿Qué es lo que más te ha atraído del mundo de las golosinas y el regalo?
Para ambos, y es algo que lo hemos venido hablando mucho últimamente, una de las características importantes de este tipo de negocios es la ilusión, tanto de niños como de mayores, por hacerse más agradable la vida. Ver esas caras de alegría en los niños, y de satisfacción en los adultos y saber que has contribuido a ello, no tiene precio. Es un negocio muy reconfortante que te ayuda día a día a hacer amigos más que clientes. Y cuando participas en ocasiones especiales para hacer que una boda o bautizo o comunión sea un día inolvidable para quienes lo celebran, eso es algo que te llena de plenitud y te sientes de maravilla sabiendo que has hecho algo bueno y bien hecho.
¿Es esta tu primera aventura empresarial?
Para mí no, pero para mi esposa es su primera aventura empresarial y está muy contenta, pues la manera en que se ha llevado todo, el asesoramiento y ayuda en todo momento por parte de la empresa Franquiciadora han sido claves para poder llegar hasta aquí, y ver uno de nuestros sueños hecho realidad.
¿Como habéis seleccionado la zona de la tienda?
Siempre he sido de las personas que opinan que este tipo de negocio no debe de estar en dependencia directa del público infantil, o al menos que no solo dependa de este tipo de público, pues si te colocas al lado de un colegio en los meses de vacaciones no trabajas apenas nada. Tampoco puedes colocarte donde haya competencia de negocios similares o parecidos como supermercados, etc. Lo ideal es una zona como la nuestra, de mucho paso de público, rodeado de colegios, oficinas y todo tipo de negocios.
¿Qué consejos darías a futuros franquiciados?
Sobre todo que se dejen aconsejar por el magnífico y profesional equipo de coordinadores de la Franquicia. Que presten mucha atención en el tiempo de formación, y que sin miedo se lancen a vender cuando estén preparados, pues como dije antes, este es un negocio en el que trabajar es algo muy gratificante.
¿Cual es tu golosina favorita?
Solo deciros una cosa. No he tenido tiempo de probarlas todas, pero cada vez que pruebo una nueva me encuentro como inmerso en un mundo de gratas sensaciones y placer, lo que me hace explicarme el por qué todos los clientes se van extremadamente satisfechos y lo que es más, que estás seguro de que vuelven. Gracias Duldi por tanto que ofrecéis