La franquicia Crepería La Boheme cierra su temporada de verano con un éxito arrollador, como viene siendo ya habitual. Tras un verano cargado de nuevos clientes de dentro y fuera de la isla de Tenerife, el gerente de esta franquicia, Thierry Carayol, se plantea introducir nuevos platos con los que deleitar y sorprender a sus incondicionales en los próximos meses.
Según explica, estos tres últimos meses, ha tenido que reforzar la plantilla habitual de camareros para poder atender la demanda de clientes y no retrasar tanto el tiempo de espera. Se trata de una cifra que, a juicio del gerente, “es bastante llamativa y más en los tiempo de crisis en los que nos encontramos”. La especial ubicación de dos de los cuatro establecimientos de esta franquicia tinerfeña, dos de ellos justo al lado de la playa, ha hecho que la clientela se haya duplicado durante los meses de verano. “La isla se ha llenado de visitantes, pues en la isla se ha vuelto a celebrar incluso una de las pruebas del
Campeonato de Windsurf y las posibilidades de hacer negocio se han triplicado”, explica Carayol. La fuerte apuesta de la enseña por el trabajo bien hecho y la atención personalizada al cliente, se pone de manifiesto en estas nuevas contrataciones que, por un lado, demuestran el compromiso de la enseña por generar de empleo, y, por otro, pretenden ofrecer un servicio de alta calidad. Buen ambiente
Por otra parte, la crepería sigue apostando por la innovación en sus locales. Desde hace muy poco, los clientes de La Boheme pueden, además de disfrutar de los exquisitos platos, deleitarse con la buena música que, de forma ininterrumpida, se puede escuchar en cada uno de los establecimientos. Cada local tiene su propio estilo, en función de la época del año en la que se encuentre y de la oferta de ocio que haya por sus alrededores. “Los clientes de cada local son diferentes y van buscando un ambiente concreto, por eso los estilos musicales también deben ser diferentes y adecuados a cada situación”, concluye el gerente.