Según datos de la Asociación de Franquiciadores de España (AEF) publicados en sus últimos estudios desde 2008 hasta 2014 se ha incrementado el número de establecimientos de franquicias en un 9,5% mostrando la pujanza del formato de franquicia aún en una periodo económicamente convulso.
Aún siendo la franquicia un sistema sólido que proporciona una mayor seguridad a los emprendedores, no podemos obviar que no existe los negocios 100% seguros y ciertas unidades franquiciadas no llegan a consolidarse y terminan cerrando debido a diversos factores que analizamos en esta entrada del blog.
Existen muchos motivos posibles para que esto ocurra, por lo que en este artículo mencionaremos los más frecuentes para evitar caer en los mismos errores. No conocer bien el sistema de franquicia
Aunque este punto a priori parezca algo banal, no son pocas las personas que invierten en un modelo de negocio de franquicia movidos por la recomendación de algún conocido o por las simples expectativas de éxito pero sin ser conscientes de las condiciones básicas que se aceptan en todo contrato de franquicia.
Mediante el contrato de franquicia el franquiciado se compromete a respetar los patrones del saber hacer propios de la franquicia, mantener la imagen de marca, seguir los métodos y sistemas relativos al funcionamiento del negocio, respetar los productos y servicios que propone el franquiciador, etc.
Un franquiciado no puede aspirar a innovar o modificar los parámetros estipulados por el Franquiciador y que han demostrado su éxito.
Esto no es óbice, sin embargo, para que los franquiciados no puedan (de hecho deben) comunicar al franquiciador sus propuestas de mejora. El franquiciador que deseche las propuestas de sus franquiciados sin considerarlas estará haciendo un flaco favor a su marca y empresa. No seguir fielmente los manuales de franquicia
La franquicia es una forma de replicar negocios. El franquiciador debe disponer los medios necesarios para poder normalizar y documentar todos los procesos que se utilizan en la gestión y operación del negocio y que han demostrado su idoneidad en la experiencia operativa de la central franquiciadora. Esta base documental, que se conoce coloquialmente como la Biblia, es de obligado cumplimiento por el franquiciado y no cumplirla a rajatabla ocasiona frecuentemente que no se alcancen los resultados esperados.
Por ejemplo en las franquicias de restauración es muy frecuente que el franquiciador proporcione escandallos, esto son, recetas detalladas donde aparece el peso o cantidad adecuada para cada plato. Si el franquiciado no pone el suficiente empeño en alcanzar las cifras indicadas se encontrará con un problema. Si se queda escaso estará disminuyendo la calidad del producto provocando el descontento de los clientes y dañando la imagen de la enseña lo que puede capacitar al franquiciador para sancionarle. Si por el contrario el franquiciado se excede en las cantidades su cuenta de resultados se verá afectada negativamente al incurrir en mayores costes. No adaptarse a las características del sector
La idea fundamental de invertir en una franquicia frente a un negocio de creación propia es que la propia franquicia te facilita la formación y te transmite su saber hacer. Es por ello que para la mayoría de los casos no es necesario una formación técnica previa, pero sí que es recomendable al menos que el franquiciado conozca o haya investigado sobre el sector en el que se quiere emprender. Para ello se deben tener en cuenta las necesidades propias de la franquicia y el modelo de negocio, los horarios de apertura y cierre, los recursos técnicos, los recursos humanos necesarios, la competencia, la exclusividad y la confidencialidad, entre otros.
Volviendo al ejemplo de la hostelería, y aunque una buena planificación de la plantilla puede evitar el problema, es frecuente que muchos franquiciados se vean “quemados” al cierto tiempo de empezar a trabajar en el sector dado que son precisamente las fechas y horas que comúnmente se emplean para el ocio las más activas y de mayor trabajo. Los fallos del Franquiciador
No toda la responsabilidad del éxito de una franquicia recae en el franquiciado. En ciertas ocasiones el mal servicio o la falta de adaptación del Franquiciador puede afectar negativamente a las unidades franquiciadas.
En ocasiones los problemas directamente vienen de la propia central ya que ésta no se encarga de renegociar los precios con sus proveedores y no ofrece a sus franquiciados precios competitivos en el mercado, no cumple los plazos de entrega de mercancía, no realiza la publicidad necesaria o no acomete los gastos oportunos para adaptar su imagen y funcionamiento a las novedades que el mercado demanda.
La mejor forma de evitar este peligro es el estudio previo de la franquicia de forma detallada. Antes de firmar un contrato el franquiciado deberá requerir toda la información necesaria para conocer la actividad de la franquicia, su extensión, sus expectativas de crecimiento, el potencial de ingresos y gastos para la zona elegida, etc. Además es muy conveniente que se ponga en contacto con otros franquiciados de la red para comprobar la efectividad del servicio proporcionado por el franquiciador. Apostar por tendencias pasajeras
En ciertas ocasiones aparecen innovaciones en el formato de franquicia que experimentan una rápida expansión pero que no cuentan con la base necesaria de experiencia para asegurar que habrá una respuesta sólida del mercado.
Como ejemplo en los últimos años podemos citar los cigarrillos electrónicos o los yogures helados. Son sectores burbuja que crecen rápidamente pero que terminan desinflandose con la misma rapidez antes de alcanzar la proporción que el mercado realmente demanda.
Si decides apostar por una franquicia en un sector innovador estarás haciendo una apuesta. Si el mercado la acepta estarás en una buena posición al haber sido un pionero, pero hay una incertidumbre relativamente alta de que sean negocios que no prosperen.
Si estás pensando en adquirir una franquicia estos consejos pueden ayudarte a evitar ciertos problemas. Pero no queremos ser agoreros así que terminaremos con una estadística que aunque tiene su origen en la Asociación de Franquicias de EEUU ha venido corroborandose en otras paises como España y que puede clarificarte las cosas:
Más del 80% de las empresas de ideas propias terminan cerrando antes de 5 años. En el caso de las franquicias el orden se invierte y más del 80% de las franquicias sobreviven de forma rentable tras 5 años de explotación.
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