El contexto económico y social que vivimos afecta a los hábitos de los consumidores, tal y como queda recogido en el informe eCommerce On 2022 de Kantar. Así, mientras que los servicios de delivery aumentaron su popularidad con la llegada de la pandemia, ahora, la subida de precios está derivando en nuevos cambios en este paradigma, en los que el coste en los servicios, como en la entrega a domicilio, es uno de los factores determinantes a la hora de seleccionar a qué comercio pedir sus productos.
La subida en los precios ya es visible en el coste de los productos que ofrecen los comercios, así como en la entrega de estos. Con una tasa de variación anual del IPC del mes de agosto situada en el 10,3%, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), tanto establecimientos como compradores demandan nuevas vías que les permitan seguir manteniendo sus estándares en el envío y entrega de los productos adquiridos.
Si bien muchas empresas apostaron por las entregas a domicilio para poder hacer frente a la pandemia, actualmente, existen dificultades, que se han visto agravadas por la inflación, como el alto coste que supone contar con un repartidor propio y las subidas como la del combustible, que ya están afectado a las entregas de última milla en los comercios, sobre todo en las PYMES.
De hecho, con motivo de la inflación, según un informe de Simon-Kucher & Partners, el 30% de los consumidores apunta que saldrá menos a comer o pedirá menos veces por delivery. Para que el sector no peligre, plataformas de entregas colaborativas como Shopopop, líder europeo en este tipo de entregas, que ya cuenta con 115 comercios adheridos y que en España está presente en Madrid, Valencia y Alicante, están incrementando su popularidad.
En este sentido, las entregas colaborativas se presentan como una opción eficaz para los comerciantes y para la competitividad del propio sector de entregas de última milla, garantizando no solo un servicio rápido, lo que se sitúa como una ventaja competitiva para los comercios, sino también para los propios repartidores privados, los Shoppers, ciudadanos que aprovechan sus viajes diarios, como ir al trabajo, para entregar productos a domicilio desde los puntos de venta asociados con la plataforma. Con ello, se consigue optimizar los costes operativos de la logística tradicional y de los recursos humanos adicionales.
"La inflación está afectando a todos los sectores, sobre todo a las entregas de última milla, cuyas empresas están elevando sus costes debido a los altos precios a los que tienen que hacer frente para cumplir con los plazos de entrega. En Shopopop apostamos por una comunidad flexible, rápida y eficaz, con entregas colaborativas con las que los comercios se garantizan que sus productos llegan a los consumidores finales en los plazos establecidos y en perfectas condiciones", explica Clara Lloveres, Country Manager para España de Shopopop.